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Lawrence Technological University

Gonzalo Munévar
'Teoría de las Maravillas: Evolución, cerebro y la naturaleza radical de la ciencia' aspira a determinar la mejor manera en la que la ciencia puede satisfacer nuestros sentidos de maravillarnos a través de la exploración del mundo. El empirismo establece que la ciencia tiene éxito porque sigue el método científico: La observación basa su juicio en la Teoría, apoyándola o rechazándola. Se ha dado mucho crédito al inventor de este método, Galileo, pero cuando los filósofos historicistas de la ciencia, como Kuhn y Feyerabend, llaman nuestra atención sobre lo que Galileo investigó y escribió realmente, nos quedamos en shock al descubrir que lo que hizo fue clavar una daga en el corazón del Empirismo. Derogó la distinción entre teoría y observación. Hechos simples, como la caída en vertical de una piedra, descartaron el movimiento terrestre. Y con esto concluir que, si la piedra cae en vertical, sin embargo, tenemos que asumir que la tierra no se mueve. Si se moviera entonces la piedra solo daría la sensación de caer en vertical. Galileo, de esta manera, reemplazó los “hechos” sobre el movimiento de la tierra con “hechos” que incluían este movimiento. Este proceso es típico de las revoluciones científicas. Una buena estrategia para la ciencia es la elaboración de alternos radicales. De esta manera, y sobre su tesis, se reconsidera lo que cuenta como evidencia. A Feyerabend se le llamó irracional por esta sugerencia. Pero, si miramos la practica de la ciencia desde la perspectiva de la evolución y de la neurociencia, esta nos muestra que la sugerencia, de hecho, es bastante racional y que, además, ofrece una explicación sobre el por qué la ciencia funciona mejor como forma radical de conocimiento. También nos conduce a una forma biológica sensitiva de verdad relativa, con borradores preliminares que llevan a interesantes debates con otros investigadores de la filosofía de la ciencia. Este libro será de gran interés para estudiantes universitarios, profesores e investigadores en el ámbito de la historia o de la filosofía de la ciencia, así como a cualquiera con un interés general en la naturaleza de la ciencia.

Gonzalo Munévar
'Teoría de las Maravillas: Evolución, cerebro y la naturaleza radical de la ciencia' aspira a determinar la mejor manera en la que la ciencia puede satisfacer nuestros sentidos de maravillarnos a través de la exploración del mundo. El empirismo establece que la ciencia tiene éxito porque sigue el método científico: La observación basa su juicio en la Teoría, apoyándola o rechazándola. Se ha dado mucho crédito al inventor de este método, Galileo, pero cuando los filósofos historicistas de la ciencia, como Kuhn y Feyerabend, llaman nuestra atención sobre lo que Galileo investigó y escribió realmente, nos quedamos en shock al descubrir que lo que hizo fue clavar una daga en el corazón del Empirismo. Derogó la distinción entre teoría y observación. Hechos simples, como la caída en vertical de una piedra, descartaron el movimiento terrestre. Y con esto concluir que, si la piedra cae en vertical, sin embargo, tenemos que asumir que la tierra no se mueve. Si se moviera entonces la piedra solo daría la sensación de caer en vertical. Galileo, de esta manera, reemplazó los “hechos” sobre el movimiento de la tierra con “hechos” que incluían este movimiento. Este proceso es típico de las revoluciones científicas. Una buena estrategia para la ciencia es la elaboración de alternos radicales. De esta manera, y sobre su tesis, se reconsidera lo que cuenta como evidencia. A Feyerabend se le llamó irracional por esta sugerencia. Pero, si miramos la practica de la ciencia desde la perspectiva de la evolución y de la neurociencia, esta nos muestra que la sugerencia, de hecho, es bastante racional y que, además, ofrece una explicación sobre el por qué la ciencia funciona mejor como forma radical de conocimiento. También nos conduce a una forma biológica sensitiva de verdad relativa, con borradores preliminares que llevan a interesantes debates con otros investigadores de la filosofía de la ciencia. Este libro será de gran interés para estudiantes universitarios, profesores e investigadores en el ámbito de la historia o de la filosofía de la ciencia, así como a cualquiera con un interés general en la naturaleza de la ciencia.

Gonzalo Munévar
‘A Theory of Wonder’ aims to determine the best way science can satisfy our sense of wonder by exploring the world. Empiricism tells us that science succeeds because it follows the scientific method: Observation passes judgment on Theory – supporting or rejecting it. Much credit is given to the inventor of the method, Galileo, but when historically-minded philosophers of science like Kuhn and Feyerabend called our attention to what Galileo actually wrote and did, we were shocked to find out that Galileo instead drives a dagger through the heart of empiricism; he strikes down the distinction between theory and observation. Plain facts, like the vertical fall of a stone, ruled out the motion of the Earth. To conclude that the stone really falls vertically, however, we must assume that the Earth does not move. If it does move, then the stone only “seems” to fall vertically. Galileo then replaced the “facts” against the motion of the Earth with “facts” that included such motion. This process is typical during scientific revolutions. A good strategy for science is to elaborate radical alternatives; then, and on their basis, reconsider what counts as evidence. Feyerabend was called irrational for this suggestion; but looking at the practice of science from the perspective of evolution and neuroscience shows that the suggestion is very reasonable instead, and, moreover, explains why science works best as a radical form of knowledge. It also leads to a sensible biological form of relative truth, with preliminary drafts leading to exciting discussions with other researchers in the philosophy of science. This book will be of particular interest to university students, instructors and researchers in history or philosophy of science, as well as those with a general interest in the nature of science.